Desde tiempos inmemorables, el ser humano ha soñado con un mundo mejor y con una vida en la que tuviera en sus propias ciudades todo a su alcance viviendo en equilibrio con la naturaleza y con otras personas.
Tanto Platón como Tomás Moore escribieron acerca de este tipo de sociedades, mientras otros escritores como Orwell y Huxley nos aterrorizaron con su visión distópica avisándonos de lo que podría ocurrir si dejábamos el poder en manos de las personas y las tecnologías equivocada.
Por otra parte, a pesar de que existe una corriente en la sociedad que opina que cada vez se está peor, la realidad es que el ser humano vive un momento dulce como ningún otro, tasas de bienestar tan elevadas, que hace 100 años hubieran parecido una fantasía.
Gracias a avances tecnológicos, científicos y sociales sin precedentes, tenemos acceso a más conocimientos, mejores estándares de vida y oportunidades de desarrollo personal y colectivo que nunca. Hemos reducido la pobreza extrema, aumentado la esperanza de vida y conectado al mundo digitalmente, lo que nos permite resolver problemas globales de manera más rápida y colaborativa
A pesar de las advertencias distópicas, las Smart Cities representan una oportunidad real para que las sociedades modernas se acerquen a esa utopía soñada por filósofos y pensadores a lo largo de la historia, equilibrando tecnología, sostenibilidad y bienestar.
En este contexto, cobran especial importancia las Smart Cities o Ciudades Inteligentes. Pero… ¿Qué es exactamente una Smart City? Una Smart City es una ciudad que utiliza tecnologías digitales y de datos para mejorar la eficiencia de los servicios urbanos, aumentar la calidad de vida de sus ciudadanos y promover la sostenibilidad.
En una Smart City avanzada confluyen diferentes tecnologías como pueden ser:
- Internet de las Cosas (IoT): Sensores conectados que recopilan datos en tiempo real sobre tráfico, energía, clima, etc.
- Big Data: Análisis masivo de datos para optimizar la toma de decisiones y prever necesidades.
- Inteligencia Artificial (IA): Automatización y predicción para mejorar la eficiencia en la gestión de recursos y servicios.
- Redes 5G: Conectividad rápida y fiable que permite la comunicación instantánea entre dispositivos y sistemas.
- Energía renovable: Infraestructuras inteligentes para optimizar el uso y distribución de energía sostenible.
- Plataformas digitales de participación ciudadana: Herramientas para involucrar a los ciudadanos en la toma de decisiones a través de aplicaciones y plataformas en línea.
- Movilidad inteligente: Sistemas de transporte conectados, vehículos autónomos, bicicletas y scooters eléctricos compartidos.
¿Para ser una Smart City necesitamos contar con todas estas tecnologías?
Por supuesto que no. De hecho, hay dos casos diferentes, una es la transición desde ciudades antiguas (a veces medievales, pensemos en algunas capitales europeas), que deben adaptarse mediante una transformación a veces muy compleja y costosa, así como el otro extremo, ciudades nuevas como The Line que se conciben como Smart City desde su nacimiento.
Algunos ejemplos de transición hacia Smart Cities en diferentes partes del mundo son:
- Barcelona, España: Pionera en la implementación de sensores inteligentes en el control del tráfico, gestión de residuos y alumbrado público. También utiliza IoT para gestionar plazas de aparcamiento y promover el uso de bicicletas compartidas.
- Singapur: Famosa por su uso de tecnologías avanzadas como la inteligencia artificial y el análisis de datos para gestionar el tráfico, mejorar la seguridad y optimizar el consumo energético. Además, posee un sistema de vigilancia avanzado para garantizar una gestión eficiente del espacio urbano.
- Copenhague, Dinamarca: Una de las ciudades más sostenibles del mundo, utiliza tecnologías inteligentes para promover la movilidad verde (bicicletas, transporte público eléctrico) y la eficiencia energética, con el objetivo de ser carbono neutral para 2025.
- Songdo, Corea del Sur: Es una ciudad construida desde cero con una infraestructura completamente conectada, incluyendo edificios inteligentes, redes de energía eficiente y sistemas de transporte automatizado, todo vinculado a una plataforma centralizada.
- Ámsterdam, Países Bajos: Implementa soluciones de energía limpia, movilidad sostenible y sensores en la red de agua para prevenir inundaciones. También promueve la participación ciudadana a través de aplicaciones que permiten a los residentes involucrarse en la toma de decisiones.
Ciudades Inteligentes Nativas:
Existen varios proyectos de ciudades completamente nuevas que están diseñadas desde el principio como Smart Cities futuristas, donde la tecnología y la sostenibilidad son los pilares fundamentales.
- The Line, Arabia Saudi se concibió como una espectacular ciudad diseñada en Linea Recta a lo largo de 170 kilómetros, aunque en realidad, será mucho más corta. Este ambicioso proyecto contará con transporte ultrarrápido, energía 100% renovable, IA avanzada y supercontectividad
- Masdar City en Emiratos Árabes Unidos, cuya construcción empezó en 2006 con el objetivo de crear una ciudad 100% sostenible cuenta como características, cero emisiones de carbon, con energía solar como fuente principal de energía, transporte autónomo y directo y arquitectura sostenible diseñado para reducir al mínimo el aire acondicionado en medio del desierto aprovechando ventilación natural y sombra.
- Telosa EEUU, Toyota Woven City en Japón, Forest City en Malasia son más ejemplos de proyectos de ciudad con un claro enfoque en la sostenibilidad, la eficiencia, la movilidad inteligente y el bienestar de los ciudadanos, siendo el objetivo reinventar la forma en la que vivimos.
¿Por qué es importante?
Es crucial realizar esta transición para enfrentar desafíos como la sobrepoblación, el cambio climático y la desigualdad, asegurando un futuro más equitativo y resiliente. En realidad, se trata de decidir hacía qué formato de mundo nos queremos encaminar. En cada época las ciudades se han construido en base a las exigencias que marcaban los tiempos, desde la defensa contra piratas invasores, o la necesidad de explotar los recursos cercanos. Ahora, la amenaza somos nosotros, y debemos planificar bien las próximas décadas para encaminarnos hacia unas ciudades que brinden un mundo mejor a las próximas generaciones.
Hacia un turismo sostenible y rentable, los Destinos Turísticos Inteligentes.
Existen actualmente iniciativas importantes, como las DTI, Destinos Turísticos Inteligentes que son una extensión de las Smart Cities y que integran las tecnologías propias de estas para mejorar la experiencia, tanto de los visitantes como del ciudadano, optimizando la gestión de recursos y garantizando un desarrollo sostenible.
Dentro de estos destinos podemos encontrar tótems, bancos, mesas, semáforos y cartelería inteligentes que además de estar integrados con los diferentes sensores, proporcionan una información muy valiosa mediante Big Data, para toma de decisiones acerca de como manejar y optimizar los servicios de dichos destinos. Pero, como dice la canción, no todo es un jardín de rosas. Las Smart Cities cuentan con peligros importantes.
Algunos de estos riesgos son la ciberseguridad de las estructuras IoT y redes inteligentes, la privacidad de datos personales que se pueden recoger en dichos sensores, pero también otros de carácter más social. Una ciudad totalmente digitalizada puede conllevar la exclusión digital a personas mayores o de bajos ingresos incrementando la desigualdad social. Y por supuesto, todos somos conscientes que se puede crear una dependencia tecnológica excesiva, y creando importantes vulnerabilidades a fallos técnicos o interrupciones en sistemas críticos que pueden crear un importante caos. Y, por último, ¿estamos dispuestos a asumir un elevado sobrecoste para las infraestructuras complejas que conllevan las Smart Cities?
IMPORTANTES RETOS LEGALES EN LAS SMART CITIES.
Uno de las mayores preocupaciones tiene que ver con la gestión y protección de la ingente cantidad de datos personales que recopilan las Smart Cities de manera constante. Integrar Big Data, Inteligencia Artificial e IoT permite a las ciudades obtener una cantidad masiva de información en tiempo real acerca de los ciudadanos y las actividades que llevan a cabo. Desde ubicaciones, rutinas habituales, datos bancarios, hábitos de compra y de transporte, e incluso de comportamientos en el hogar. Esta gran acumulación de datos plantea serios riesgos en términos de privacidad y seguridad. Las telepantallas de Gran Hermano de Orwell se quedan pequeños frente a la realidad.
Tenemos el ejemplo de China que cuenta con 600 millones de cámaras de vigilancia y sus “muros de la vergüenza” publicando datos de infractores en paradas de autobuses y pantallas led en las ciudades.
Por tanto, es preciso definir un marco legal claro y robusto así como educar a los ciudadanos para que sepan sus derechos. ¿Hasta qué punto las personas son conscientes de la cantidad de datos que se están acumulando? ¿Están dando su consentimiento explicito para que esta información sea utilizada? Por parte de los legisladores, debemos exigir transparencia y supervisión y que se tenga el máximo cuidado con la discriminación algorítmicas para que la toma de decisiones automática por parte de IA y Big Data con margine socialmente a determinados estratos de la población.
Como siempre, pensemos que el concepto de Smart City, a pesar de ser una filosofía y una manera de concebir las futuras ciudades, está sustentado en un conjunto de tecnologías. Estas tecnologías, no son ni buenas ni malas en sí… un martillo puede ser utilizado para construir una cosa como para atacar a una persona. De la misma manera, aunque las Smart Cities nos acercan a un futuro utópico, no debemos ignorar los peligros reales que plantean, como la privacidad de los datos, la ciberseguridad y la exclusión digital.
Es en este momento donde tanto los ciudadanos como los gobiernos y el sector privado debemos decidir qué modelo de ciudad queremos dejar de herencia a nuestros hijos y tomar un papel activo en la creación de las ciudades del futuro. Y no debe ser una iniciativa de un país ni una región, sino que es de vital importancia que exista una colaboración global para asegurarse que la tecnología sea inclusiva y accesible para todos.
Recordemos que el avance hacia las Ciudades Inteligentes no es cuestión de modernización, sino una necesidad crítica para garantizar el bienestar de una sociedad cada vez más poblada y afectada por el cambio climático.
Si lo hacemos bien, lograremos construir aquel futuro sostenible y limpio que tanto anhelamos.
Roberto Menéndez
CEO Futura VIVE
Noticias relacionadas

enero 21, 2025
Cavernícola A – Miedo al cambio

diciembre 29, 2024
Las 10 tecnologías que marcaron el 2024
